A finales de los años ochenta y principios de los noventa, los empre- arios americanos realizaron las inversiones y crearon los equipos directi os necesarios para explotar las nuevas tecnologias electrolíticas en qui mica y también en metalurgia. 29 En química se encuentran James Morehead, Thomas L. Willson y Charles Brush en electrodos de carbo- no, H.Y. Cast ner en polvos de blanqueo y sosa cáustica, y Herbert H Dow en cloro y magnesio. Después de construir enormes plantas pro ductivas, estos empresarios y sus asociados organizaron equipos de ventas nacionales e internacionales. Tanto la fabricación como e marketing de estos productos requerían ingenieros con una competencia técnica tan compleja como la necesaria en la electromecánica. Necesitaban conoci- mientos de química y de fisica, que eran raros entre los directores de las empresas de intermediación comercial existentes. Durante estos mismos años, los empresarios americanos constituye rápidamente empresas integradas para explotar las patentes de lo productos químicos inventados en el extranjero. En los años ochenta y noventa crearon empresas para producir y distribuir dinamita con la patente de Alfred Nobel, álcalis sintéticos fabricados mediante los proce- sos inventados por los hermanos Solvay y gases industriales por medio de licuefacción de Carl von Linde. Sin embargo ban muy del proceso detrás de los empresarios alemanes en la explotación de los nuevos Por ficiales, productos farma de colorantes art procesos para la producción céuticos y películas mediante los procedimientos químicos basados en el alquitrán. Sin embargo, en los años ochenta, las grandes empresas amer canas obtenían otros productos químicos b en el carbón y en el coque. Las compañías Semet-Solvay y Barrett, por ejemplo, fabricaban materiales de construcción para techos, creosota, asfalto y otros produc tos químicos importantes, como tolueno y benceno. Estas nuevas sas químicas se distinguian de las de productos envasados de marca, de la mecánica ligera e incluso de la mecánica pesada y de la electromecánica, en que raramente extendían sus organizaciones de marketing y distribu- ción al otro lado del océano. Esto era así debido en gran medida a que los empresarios alemanes habían respondido con mayor rapidez y eficien- cia a las nuevas oportunidades y habían adquirido una fuerte ventaja competitiva en los mercados europeos más importantes. Sin embargo, en los años de la primera guerra mundial las empresas químicas americanas comenzaban a realizar impresionantes inversiones en investigación desarrollo. Mayores que las de las empresas británicas, estas inversiones potenciaron notablemente las capacidades organizativas americanas de pués de la primera guerra mundial